“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” Colosenses 3:2
En un viaje a Chicago, vi un cartel con un anuncio sobre un seminario de administración de empresas. El mensaje era intrigante: «El valor del líder es directamente proporcional a sus valores». La veracidad de esa afirmación me impactó. Lo que valoramos moldea nuestro carácter y, a la larga, definirá cómo será nuestro liderazgo o si podremos realmente ejercerlo. Sin embargo, esto no se aplica sólo a los líderes empresariales.
Para el seguidor de Cristo, los valores son aún más importantes. Cuando Pablo les escribió a los creyentes de Colosas, dijo: «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Colosenses 2:3). La idea es que sólo cuando permitamos que nuestros valores sean motivados y moldeados por lo eterno (no lo temporal), seremos embajadores eficaces de Cristo en el mundo. Si comprendemos que somos peregrinos en este mundo, no turistas, podremos mantener una perspectiva clara y un corazón sin distracciones, y serviremos al Señor de manera más eficiente.
Se ha dicho que vivimos en un mundo que sabe el precio de todo, pero el valor de nada. No obstante, en esta sociedad del «aquí y ahora», los seguidores de Cristo somos llamados a desarrollar nuestros valores en función de lo que dura para siempre. Dicho de otro modo: La eficacia de un creyente es directamente proporcional a sus valores.
Reflexión: Aferrémonos mucho a lo eterno, y poco a lo temporal.
Autores: Autores de Nuestro Pan Diario
Fuente: BBN
En un viaje a Chicago, vi un cartel con un anuncio sobre un seminario de administración de empresas. El mensaje era intrigante: «El valor del líder es directamente proporcional a sus valores». La veracidad de esa afirmación me impactó. Lo que valoramos moldea nuestro carácter y, a la larga, definirá cómo será nuestro liderazgo o si podremos realmente ejercerlo. Sin embargo, esto no se aplica sólo a los líderes empresariales.
Para el seguidor de Cristo, los valores son aún más importantes. Cuando Pablo les escribió a los creyentes de Colosas, dijo: «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Colosenses 2:3). La idea es que sólo cuando permitamos que nuestros valores sean motivados y moldeados por lo eterno (no lo temporal), seremos embajadores eficaces de Cristo en el mundo. Si comprendemos que somos peregrinos en este mundo, no turistas, podremos mantener una perspectiva clara y un corazón sin distracciones, y serviremos al Señor de manera más eficiente.
Se ha dicho que vivimos en un mundo que sabe el precio de todo, pero el valor de nada. No obstante, en esta sociedad del «aquí y ahora», los seguidores de Cristo somos llamados a desarrollar nuestros valores en función de lo que dura para siempre. Dicho de otro modo: La eficacia de un creyente es directamente proporcional a sus valores.
Reflexión: Aferrémonos mucho a lo eterno, y poco a lo temporal.
Autores: Autores de Nuestro Pan Diario
Fuente: BBN
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